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Las visiones del ser humano fundamentalmente comprometido con su accionar y la concepción didáctico-curricular orientada hacia el logro de competencias de acción, cuentan con antecedentes filosóficos, antropológicos y psicológicos en diversas corrientes del pensamiento contemporáneo: En un primer lugar debe mencionarse el enfoque pragmático de John Dewey, quien, en su "Mi credo pedagógico", propone definir la cultura como "herencia social (...) de aquellos tipos fundamentales de actividad que hacen a la civilización ser lo que es". Otro antecedente importante es la idea de Jean Piaget de que los esquemas mentales son fundamentalmente esquemas de acción, internalizadas a través de los procesos de asimilación y acomodación, y que el pensamiento se desarrolla fundamentalmente en función (ordenadora) de la acción. La idea fue desarrollada en esta dirección por su discípulo Hans Aebli. Otro aporte de suma importancia constituye la "Escuela socio-cultural" fundada por el psicólogo soviético L. Vigotskij quien explica precisamente como, a través de la interacción social, el psiquismo humano internaliza los esquemas intersubjetivos de la acción y se forma esquemas intrasubjetivos (mentales). En los últimos años, este enfoque ha brindado muchos aportes para el quehacer pedagógico, especialmente para el debate alrededor de la importancia de la acción autónoma de los educandos y la acción mediadora del docente y la relación entre ambos factores. El modelo de la acción completa, en el cual se sostiene nuestra propuesta en su dimensión didáctica, tiene uno de sus antecedentes mas importantes en la "Teoría de la regulación de los actos" representada en Alemania por Volpert y Hacker. La propuesta didáctica de desarrollar la formación para el mundo del trabajo a través de "unidades generadoras de aprendizaje" organizadas alrededor de las "tareas de aprendizaje-trabajo" fue desarrollada y experimentada en los últimos años por los equipos de investigación del Institut Technik & Bildung (ITB) de la Universidad de Bremen (RFA). Otra fuente fundamental de nuestra propuesta se encuentra en la "Teoría de la Revisión del Currículum" del investigador alemán Saul B. Robinson que identifica como uno de los centrales problemas de la innovación curricular la pregunta por los criterios para la selección y legitimación de los objetivos y contenidos de enseñanza. Los mismos resultan en buena parte de las funciones que se le asignan a un programa de enseñanza: formativas o socializantes, por un lado, y propedéuticos por el otro. Robinson propone entonces como punto de arranque para la revisión del currículum los siguientes puntos:
El aspecto curricular (no solamente para la educación técnica o formación profesional) parte entonces de la identificación y del análisis de las situaciones de vida para las cuales quiere o debe preparar un determinado itinerario formativo. A partir de ahí se avanza hacia la selección y legitimación de los objetivos y contenidos. A Guy Le Boterf debemos la definición del concepto de competencia y del informe de la Comisión Delors a la UNESCO se desprende nuestra convicción que ningún tipo de educación puede ser considerado como terminal, que más bien siempre debe ser planteado en la perspectiva de procesos permanentes de aprendizaje a lo largo de toda la vida. Una propuesta sostenida en estos antecedentes, se caracteriza por definir a la persona como sujeto en sus relaciones sociales, comprometida en desempeños con diversos ámbitos de vida. La capacidad para la inserción a determinados contextos de trabajo es considerada de importancia central para la posibilidad de elaborar un proyecto de vida y una proyección personal. |