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APRENDIZAJE POR LA ACCIÓN

1. Los conceptos de la "competencia profesional" y
del "Aprendizaje por la Acción"

En el marco de la aceleración y la incertidumbre asociadas a los fenómenos de internacionalización y globalización de la economía, se hace más necesario enfatizar el aspecto de la transferibilidad de las competencias. De esta manera, permitirán a los sujetos desarrollar la movilidad y flexibilidad que les exige el mundo laboral, así como la capacidad para asegurar su empleabilidad a través de itinerarios individuales de formación continua.

Precisamente del contexto de la creciente incertidumbre acerca de la dinámica misma de los contextos productivos surgió la necesidad de definir y desarrollar competencias que trasciendan las necesidades inmediatas del proceso productivo. En Alemania los debates en torno a la concepción de las calificaciones clave y de las competencias empezaron a hacerse más concretos recién a partir de los años ‘70, cuando la vertiginosidad del cambio tecnológico y organizacional volvió imposible la realización de pronósticos precisos y válidos acerca de la demanda futura de calificaciones en el mercado de trabajo. Esta situación impulsó la identificación de calificaciones "clave" que permitiesen la adaptación del trabajador a contextos de trabajo cambiantes dentro de su área ocupacional.

El concepto de competencias, por el contrario, se refiere a rasgos de la personalidad que los individuos construyen a partir de una actitud proactiva en procesos de aprendizaje a lo largo de toda su vida. Al describir sobre todo dimensiones de la personalidad, las competencias refieren tanto al mundo del trabajo como a la vida cotidiana. La noción de competencias constituye, en este sentido, una actualización y superación del concepto de calificaciones clave, en el sentido de que las competencias personales trascienden las áreas ocupacionales específicas y permiten al individuo desenvolverse activamente en contextos más amplios y resolver problemas complejos. En este sentido, las competencias siempre se orientan hacia la transversalidad porque intrínsecamente no están restringidas a un único contexto específico de desempeño.

Tanto las calificaciones clave como las competencias se refieren a aspectos ocupacionales, cognitivos y actitudinales. Las competencias profesionales en general y las competencias técnicas básicas en el área del desempeño específico constituyen su dimensión ocupacional; las competencias metodológicas, su dimensión cognitiva; y las competencias sociales y individuales se definen con relación al comportamiento de los sujetos.

El concepto de la formación por competencias se relaciona con todas las áreas de la educación general y la formación técnico-profesional. La reorientación del sistema educativo hacia la formación de competencias no se opone necesariamente a la actual división en niveles de aprendizaje por edad, sin embargo requiere de una mayor integración entre las instituciones de la educación general y de la formación técnico-profesional, por un lado, y entre la educación técnica y la capacitación posterior en la empresa, por otro.

 
 

El taller de aprendizaje en la formación profesional

(en cooperación con Prof.Dr. Wolfgang Wittwer, Universidad de Bielefeld)

Paulo Freire, pedagogo brasileño, desarrolló y llevó a la práctica conceptos de alfabetización y definió la relación alumno-profesor de la siguiente manera: El profesor imparte la lección y los alumnos son aleccionados. El profesor lo sabe todo, los alumnos no saben nada. El profesor piensa, y sobre los alumnos se piensa. El profesor habla y los alumnos escuchan con atención. El profesor amaestra, los alumnos son amaestrados.

El profesor elige y hace prevalecer su elección y los alumnos expresan su conformidad.

El profesor actúa y los aprendices tienen la ilusión de actuar a través de la actuación del profesor.

El profesor elige el plan de estudios y los alumnos (a los cuales no se les pregunta) se adaptan a él.

El profesor reúne en su persona la autoridad que le proporcionan sus conocimientos y su propia autoridad profesional, que el mismo hace prevalecer frente a la libertad de los alumnos.

El profesor es el sujeto del proceso de aprendizaje, mientras que los alumnos son meros objetos".

En un proceso tradicional de enseñanza y aprendizaje, los alumnos se convierten en "contenedores", es decir, en recipientes que han de ser "rellenados" por el profesor. Cuantos más consiga llenar el recipiente, mejor profesor será. Cuanto más predispuestos están los recipientes a ser rellenados, mejores alumnos serán.

Freire califica este concepto de "concepto bancario", ya que la educación se convierte en este caso en una "cuenta de ahorro", siendo los alumnos el objeto de inversión y el profesor, en cambio el "inversor". En vez de comunicar, el profesor presenta comunicados, aporta capital que los alumnos reciben pacientemente, aprenden de memoria y reproducen (repiten).

Esta forma de enseñanza o aprendizaje resulta indicada cuando se trata de que los alumnos aprendan simplemente algo de memoria y no tengan que analizar y reflexionar sobre las materia o condiciones de los procesos de enseñanza y aprendizaje.Si, por el contrario, se concibe el proceso de enseñanza y aprendizaje como un proceso de interacción y se ha de enseñar a los alumnos a actuar de un modo autónomo y asumiendo responsabilidades, es necesario encontrar un concepto para el proceso de enseñanza y aprendizaje que fomente este objetivo.

El concepto de taller de aprendiz

Este concepto se desarrolló inicialmente para los cursos de perfeccionamiento profesional en la empresa. Posteriormente se sometió a modificaciones para adaptarlo a la formación profesional en la empresa. El concepto de taller de aprendizaje ofrece la oportunidad de transmitir las cualificaciones clave que cada vez cobran más importancia para el ejercicio de una actividad profesional.

El mismo nombre "taller de aprendizaje" ya representa en sí una definición del concepto. La palabra compuesta de, "taller" y " aprendizaje" expresa que se aprende estableciendo una relación directa con la práctica. De esta relación se deduce dónde, cuándo y cómo se aprende. En resumen, el concepto de "taller de aprendizaje" es una forma especial del aprendizaje vinculado a la práctica.

En el taller de aprendizaje, cabe distinguir diferentes niveles en cuanto a los efectos del aprendizaje:

- Los aprendices aprenden un contenido determinado.

- Los aprendices aprenden dónde y cómo pueden obtenerse informaciones.

- Los aprendices aprenden cómo se aprende.

- Los aprendices aprenden formas de interacción y comunicación profesional con personas de diferentes niveles jerárquicos (formadores, empleados de los departamentos técnicos, jefes de formación).

Como consecuencia de ello, los aprendices han de ser capacitados para trabajar después en su profesión de un modo autónomo. Teniendo en cuenta que la mejor forma de aprender esta capacidad es en la misma práctica, la formación profesional ha de diseñarse a nivel organizativo y metodológico de tal manera que ya durante la misma formación profesional se pueda desarrollar y ejercitar dicha capacidad. Es decir, el aprendiz ya ha de irse acostumbrado durante su formación profesional a aprender de un modo autónomo.

El aprendizaje en el taller de aprendizaje se diferencia claramente de la labor formativa escolar tradicional. Se aprende

- en la práctica para la práctica,

- en grupos,

- a nivel de interacción.

Los formadores y aprendices adoptan nuevos roles. El formador ya no es sólo "profesor" sino moderador, el aprendiz participa activamente en el diseño de su proceso de aprendizaje. Orientación práctica significa en nuestro contexto, que en una situación muy concreta, es decir, bajo las condiciones de una situación real y para una situación concreta, se aprende a aplicar o transmitir conocimientos.

formadores aprendiendo: Aprendizaje por la acción