Resulta evidente que el diseño de una formación técnica basada en competencias requiere de un currículum acorde, pero por otra parte deben hallarse los métodos adecuados para que sus objetivos puedan realizarse en la práctica. En el marco del PETRA, el aprendizaje basado en proyectos se evidenció como una metodología excelente para la adquisición de competencias. En
esta metodología, el sujeto de aprendizaje recorre las distintas
instancias esenciales de los procesos de trabajo: información,
planificación, decisión, ejecución, apreciación
y evaluación. El proceso de aprendizaje comprende, por lo tanto,
una acción completa, de modo que el sujeto puede formarse una idea
de cada paso. El objetivo esencial de la formación técnica, a diferencia del de otras áreas del sistema educativo, es facilitar la adquisición de conocimientos, capacidades y habilidades técnicas, relacionadas con un área ocupacional. Por lo tanto, es indispensable analizar y, más aún, enseñar y entrenar en el desarrollo de competencias (transversales) con referencia al ámbito donde éstas encontrarán su aplicación. Como en el desarrollo curricular en general, la formación técnica basada en competencias también debe diferenciar distintos grados de dificultad, planteándose el problema de la progresión. Todas
las conceptualizaciones aquí presentadas se basn en una concepción
de la competencia profesional y
técnica más amplia que la vigente en el pasado y enriquecida
por las competencias metodológicas, sociales y personales. Estas
últimas son las que se ponen en juego para responder a demandas
diversas y contextos distintos. Innovaciones metodológico-didácticas y formación técnico-profesional basada en competencias Una organización inteligente concibe el aprendizaje en el contexto de la transformación permanente de la organización del trabajo y como proceso activo de solución de problemas. Por lo tanto buscará que los puestos de trabajo favorezcan el aprendizaje que transparentan la multiplicidad de procedimientos y procesos de trabajo. Desde la perspectiva didáctica y psicopedagógica se agregan algunos principios básicos que debe presentar el proceso de enseñanza-aprendizaje para lograr su cometido: Activo y significativo: La calidad de la construcción de saberes y la adquisición de competencias dependen de la actividad constructiva y significativa de los sujetos. Es decir, se rechazan todas las formas pasivas y mecanicistas de aprendizaje. Aplicado y cognitivo: La adquisición de competencias requiere tanto del desarrollo simbólico como de la capacidad de adaptación pragmática de los saberes a contextos distintos. De abstracción y creación de hábitos: La abstracción incrementa la flexibilidad en la aplicación de los conocimientos, mientras que la adquisición de rutinas y hábitos permite liberar la atención y concentrarse en la solución de problemas complejos. Autónomo y dirigido: En ciertas edades, una fase de aprendizaje dirigido es indispensable para posibilitar la autonomía y ésta sólo es válida si media continuamente el control del saber experto, por lo tanto la adquisición de competencias requiere de ambas modalidades. Grupal e individual: El aprendizaje en equipo depende en gran parte de la capacidad de aprendizaje de cada uno de los sujetos. El grupo estimula la motivación para aprender, los aprendizajes se transfieren, etc.; no obstante, la calidad del resultado tanto de un grupo de aprendizaje como de un equipo de trabajo está circunscripta a la capacidad de los sujetos que los componen. De contenidos y metodologías: El aprendizaje siempre se concreta en un contexto temático y, no obstante, el estímulo del desarrollo de competencias requiere pasar de la orientación hacia el producto en sí, a la orientación hacia el proceso que ha llevado a ese producto. Las competencias metodológicas, esencialmente el saber aprender a aprender, es a su vez una competencia metacognitiva que permite reflexionar acerca del propio proceso en la búsqueda y la elaboración de la información y el aprendizaje. Sin
embargo, a la sistematización, categorización y progresión
de competencias, un currículum le es necesario, pero no suficiente,
para obtener los resultados esperados. Es de fundamental importancia que
los docentes dominen los principios arriba mencionados y las metodologías
de enseñanza-aprendizaje coherentes con éstos y adecuadas
para el desarrollo de cada área de competencia. La
formación basada en competencias no puede prescindir de las formas
sociales tradicionales de enseñanza-aprendizaje como la exposición,
la dramatización, el debate y el trabajo en pares o grupo. A su
vez, en lugar de una técnica específica, se privilegia la
pluralidad y la combinación adecuada para desarrollar las diversas
competencias. La
reforma curricular de la formación técnico-profesional es
poco eficaz sin la capacitación intensiva de los recursos humanos,
con estándares elevados de calidad. El docente necesita asimilar
el nuevo rol de moderador y asesor en el aprendizaje, constituyéndose
él mismo en referente para el aprendizaje permanente y ubicándose
en el contexto de escuelas y centros de capacitación con carácter
de "organización inteligente". La progresión en la transmisión de competencias de la educación general básica a la formación técnica y la capacitación Hoy en día, las competencias sin duda no solo se transmiten en las instituciones educativas o en un único ámbito del sistema educativo. La educación general básica, la formación técnica básica y especializada, la experiencia laboral y la capacitación se integran en el desarrollo de las competencias. A su vez, cada nivel de formación y cada institución educativa cumplen un rol específico para la adquisición de competencias. Sin duda, la educación general básica forma la base para el desarrollo de competencias laborales en sus distintos aspectos, como las competencias sociales, las competencias personales, las competencias culturales e interculturales y la competencia en el manejo autónomo de metodologías de aprendizaje y de trabajo. Además, allí se va afianzando la conciencia acerca del imperativo actual de involucrarse en un proceso de educación permanente y la capacidad para el aprendizaje autónomo.Tal como lo muestran los siguientes cuadros, la educación general básica transmite, desde un enfoque teórico centrado en competencias, capacidades en el manejo de la lengua materna y de técnicas culturales básicas; conocimientos básicos en ciencias exactas y naturales, historia y filosofía; valores e identificaciones culturales, así como lenguas extranjeras y fundamentos del aprendizaje escolar. Sin duda, el papel principal de la educación general básica no consiste en la calificación para el mundo del trabajo, sino esencialmente en el desarrollo cultural de la personalidad, en la educación cívica, en la emancipación e integración social de las personas en los distintos niveles de convivencia.
En términos generales se distingue entre los siguientes niveles. Una primera fase donde se forman las competencias profesionales para realizar tareas básicas en un área ocupacional y se prepara al alumno para el desempeño profesional. Ya en este período comienza también el desarrollo de procesos autogestionados de aprendizaje en el ámbito laboral. No obstante, la esencia de esta fase de formación radica en la construcción de competencias técnicas que integran los conocimientos teóricos y prácticos, y relacionan los conocimientos previos de la educación general básica y los conocimientos profesionales básicos, con el fin de que se refuercen mutuamente.
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